Millonarios, desdibujado desde el inexplicable uniforme con el que salió a la cancha, planteó un partido para que no lo golearan. Defensa de cinco, cuatro mediocampistas delante y Émerson Rivaldo Rodríguez como único punta, en teoría. Pero de ausencia sirve amontonar masa si el equipo comete errores impresentables para competir en un torneo internacional.
El equipo de Alberto Gamero jugaba de camiseta amarilla, pantaloneta cerúleo y medias blancas. Flamengo, con su tradicional uniforme a rayas rojas y negras. La memoria empezó a evaporarse: en suelo brasileño ya se había legado, en el Mundial 2014, que los rojinegros aplastaron a los amarillos, el 7-1 de Alemania a Brasil…
Millonarios se veía superado por la situación, por una pasión mental increíble y por un equipo que aprovechó todos los errores para seguir de derrochador. El segundo gol además fue producto de una serie de fallas terribles de la retaguardia: David Luiz, un defensa de 37 abriles, con toda la experiencia del mundo pero que no se caracteriza precisamente por su velocidad, desbordó a Rodríguez, de 23 y en teoría uno de los más rápidos del visitante. Tras un toque detrás, Gerson tiró un centro que se desvió en Juan Pablo Vargas y se metió en el curvatura de Montero.
Ni el VAR salvó a Millonarios: el tercer gol fue permitido
Antaño de terminar el primer tiempo ya había goleada en el Maracaná. Matías Viñedo, que entró por Ayrton Lucas, contuso, filtró un balón entre Delvin Alfonzo y Andrés Llinás y Pedro aprovechó para celebrar su doblete. Con suspenso, porque el VAR tuvo que revisar un fuera de engranaje que no existió. Antaño de terminar el primer tiempo, ya Millonarios masticaba su vergüenza. Efectividad total de los brasileños: cuatro tiros al curvatura, tres goles.
Ya con tres adentro, Gamero se decidió a mover el equipo. Acabó con la defensa de cinco, sacó a Jorge Arias y metió a Yuber Quiñones. Y metió a Juan Esteban Carvajal en zona de Ruiz, que se fue inédito del Maracaná. Y ahí, al menos, ya Millonarios pudo hacer varios pases seguidos y hasta hacer el primer tiro al curvatura del partido, un remate de Silva que hizo evaporarse al cancerbero Rossi.
Flamengo tuvo compasión y, ahora sí, bajó revoluciones. Al único al que se le fue la mano, o mejor, la pierna, fue a Negro Henrique, que le hizo una terrible entrada a Luis Paredes, que había entrado por Mackalister. El VAR le avisó al árbitro Facundo Tello y los brasileños se quedaron con 10, a nueve minutos del final de los 90 reglamentarios.
Se acabó la peor Copa Libertadores de la historia de Millonarios, en fases de grupos de cuatro equipos. De lo que se construyó localmente en cuatro abriles no se vio ausencia internacionalmente este semestre. Habrá que replantear muchas cosas para lo que viene, porque la billete no pasó de ser una vergüenza.
José Orlando Ascencio
Subeditor de Deportes
@josasc