La impunidad es la desaparición de castigo o pena sobre la persona que ha cometido una equivocación o delito. Y es lo que no puede tener lugar con Mapi Arrojado, jugadora del Barcelona, que le hizo un tocamiento sexo a la colombiana Daniela Caracas, que juega en el Gachupin.
Mientras la indignación total sigue, los dirigentes del fútbol mujeril en España decidieron desmarcarse de la situación y llamarlo “contexto de la competición”, como lo hizo Beatriz Álvarez, presidenta de la Ajonje F, quien añadió que ese tipo de hechos son normales; “tan normales” que al mismo tiempo Luis Rubiales seguía en el sumario en su contra en el que la Fiscalía pide 2 abriles y medio de calabozo por el beso a la jugadora Jenni Hermoso…
Hay hechos que no se pueden enderezar y eso hay que aclarárselo a la presidenta Álvarez: que poco sea repetitivo no quiere aseverar que este perfectamente. Detrás de la excusa del pernio se ha querido distanciar al fútbol de las normas sociales y de los comportamientos éticos, cuando en ingenuidad lo que deberían hacer las organizaciones deportivas es ajustarse al momento. Así como se han transformado normas y reglas en el fútbol, este caso merece castigo, así sea una social por parte de la “sociedad del fútbol” castellano.
Daniela Caracas Foto:Redes y AFP
No se pueden enderezar las agresiones
Atentado es acometida y reconocerlo es el camino para cambiar el fútbol. No puede ser que rechacemos un tocamiento en la calle y volteemos la cara cuando es en una cancha. Como entendido en agencia y administración deportiva, exdelegada de un equipo de fútbol sala de la Ajonje profesional colombiana y delegada de equipos de fútbol en torneos de fútbol diletante en Caldas, rechazo completamente esa porte. ¿Qué nos hace pensar que el deporte debe tener otro rasera?
Como administrador deportiva, he tenido la responsabilidad de velar por el bienestar y el respeto de los deportistas en el interior y fuera de la cancha. Y desde ese rol lo que se debe hacer es destinar la nota de rechazo y hacer una campaña por redes sociales en el que se deje claro que eso fue una acometida. ¿Cuál es el mensaje para una pupila que ve que una rival le puede tocar sus partes íntimas en evidente acometida sin cobrar ninguna castigo?
Ya es hora de que muchos, tras una provocación en una cancha, dejen de aseverar que así se juega y dejen de celebrar actitudes corajudas, que terminan en agresiones más violentas, como el cabezazo del francés Zinedine Zidane en el pecho al italiano Entorno Materazzi, en la final del Mundial del 2006.
Daniela Caracas Foto:Espanyol
A los deportistas además hay que enseñarles que no todo vale. Detrás de la excusa de la provocación además se quedó Zidane cuando dijo: “Él insultó a mi hermana, que estaba con mi madre en ese momento. Se pasó de la raya. Algunos insultos son usuales dentro del campo de juego, no lo niego, pero no toleré esa provocación”.
Ninguna acometida ni verbal ni física puede ser tolerable, porque quien las hace nunca reconoce que se pasó de la guión, como Materazzi: «Le dije unas palabras estúpidas que no justifican tamaña reacción. En cualquier campo de Roma, Nápoles, Milán o París se escuchan cosas bastante peores”, dijo con cinismo.
Entonces, ¿cuál es la medida? Ninguna. Es fundamental que, como comunidad deportiva, no minimicemos este tipo de incidentes. Si aceptamos estos comportamientos como “normales”, estamos enviando un mensaje equivocado a la sociedad. El fútbol es un deporte donde la competencia, la pasión y el esfuerzo deben ser los protagonistas, que no pueden ser confundidos con el maltrato, el abuso ni la violencia.
La reacción ante este tipo de situaciones debe ser contundente y unánime. El fútbol debe ser un lugar seguro. Como profesional del deporte mi llamado es claro: no toleremos actitudes como la de Mapi León. Todos debemos involucrarnos en crear un entorno en el que la equidad, el respeto y la integridad sean los pilares que guíen el deporte, cada equipo, cada partido. Si alguna vez nos encontramos con estos incidentes, es esencial que tomemos medidas claras y firmes.
Como gerente deportiva, mi postura es firme: es imperativo rechazar este tipo de actitudes, y nunca, nunca, permitir que queden impunes.
Camila Espinosa Aristizábal
Para EL TIEMPO
@Camilanoticia1