Catalina Pérez estaba en el momento más importante de su carrera como futbolista al ser figura de la Selección Colombia en el Mundial de Nueva Zelanda y uno de los fichajes estelares del Werder Bremen teutón cuando, en el pasado enero, se lesionó en un entrenamiento y oyó unas de las palabras más temidas en su deporte: “rotura de ligamento cruzado”.
Ahora, desde Alemania, la portera, de 29 abriles, deje con EL TIEMPO de su proceso de recuperación y su opción de juguetear en los próximos Juegos Olímpicos de París.
¿Qué pasó por su mente cuando le diagnosticaron la rotura del tendón cruzado y cómo afrontó ese momento que la dejó fuera de la temporada con el Werder Bremen?
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Regresar al equipo tras meses por fuera debe poseer sido un momento emotivo. ¿Cómo describiría su primer día de reverso en el campo de entrenamiento?
Fue un día muy particular y emotivo. Advertir el apoyo de mis compañeras y retornar a hacer lo que amo me llenó de energía y motivación. Cada paso en el campo me recordó por qué vale la pena pelear y no rendirse.
Posteriormente de pasar una herida, que muchos pensaron que la dejaría fuera, ¿cómo se siente retornar a ponerse la camiseta de Colombia para los Olímpicos de París?
Me siento inmensamente agradecida, me he estado preparando en cuerpo, alma y corazón y seguiré haciéndolo día tras día para dar lo mejor de mí en los Olímpicos. Me siento relación para hacer lo que más me gusta y me apasiona en la vida, que es defender el curva colombiano. En cuanto al familia, llevamos muchos abriles juntas, somos un equipo sólido y experimentado. Nos comunicamos muy correctamente en la cancha, tenemos nuestras metas muy claras y siempre hemos soñado en prócer.
En momentos de adversidad, ¿qué es lo que más la inspira a seguir delante y prolongar su motivación ingreso?
Mi fe. Siento que Altísimo me tiene donde me tiene por alguna razón y quiero cumplir su propósito. Mi comunidad, que ha sido incondicional desde mis inicios en el fútbol y incluso muchas personas que han estado conmigo en las buenas y en las malas y que me han destacado y me han animado a seguir delante. He enemigo ángeles en mi camino que han hecho toda la diferencia.
Comparando el fútbol teutón con el que había jugado ayer, ¿cuáles son las diferencias más notables y cómo ha adaptado su estilo de placer a estas nuevas exigencias?
El fútbol en Alemania es muy físico; el estilo, más arriesgado.
Viviendo en Alemania, ¿cómo ha sido su experiencia adaptándose al idioma, clima y civilización, y qué lecciones ha aprendido de este proceso?
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Para los jóvenes que la ven como un referente, ¿qué consejo les daría para pasar la adversidad y seguir persiguiendo sus sueños?
Que nunca desistan, que sigan persiguiendo su sueño. Puede que el camino cambie, pero eso no significa que sus metas tengan que cambiar. Que disfruten su camino porque no solamente cuenta el objetivo sino todo lo que uno vive en el delirio.
¿Cuál considera que es su veterano fortaleza como arquera y cómo la ha desarrollado a lo dadivoso de su carrera?
Diría que juguetear con reconocimiento y con el corazón, dejándolo todo en la cancha. Esa ha sido siempre mi filosofía y es mi meta con los Olímpicos.
Mirando en torno a el futuro, ¿cuáles son sus expectativas a corto y dadivoso plazo en su carrera futbolística y qué metas tiene con la Selección Colombia?
Seguir creciendo en Europa y por supuesto juguetear otra Copa América, otro mundial y otros Olímpicos. Quiero seguir haciendo historia con la Selección Colombia.
Ana María Jaramillo
Para EL TIEMPO