El tenista belga David Goffin (contemporáneo 115°, número 7 en 2017) acusó a los espectadores del Despejado de Francia de protagonizar una “falta de respeto total” y hasta contó que fue escupido por un espectador durante su extenuante conquista en la primera ronda sobre el almacén Giovanni Mpetshi Perricard.
(Le recomendamos: Camila Osorio no pasó la prueba de fuego y sigue sin romper su maleficio: eliminada en segunda ronda de Roland Garros).
Cualquiera me escupió un chicle
Incluso, dijo: “Alguien me escupió un chicle. Se estaba complicando el partido. Por eso quise mantener la calma. Si hubiera empezado a enfadarme por ello, podría haberme desestabilizado”.
(Le recomendamos: Miguel Santo López pierde la batalla con la UCI, durísima penalidad por dopaje: ‘Culpable’).
Goffin instó a los organizadores del segundo Grand Slam del año a tomar medidas. ”Mucha concurrencia se queja, muchos árbitros sienten que hay mucha errata de respeto. Esto se repite mucho en el vestuario y entre las autoridades de la ATP. Vamos a tener que hacer poco al respecto”, comentó Goffin. “Creo que sólo pasa en Francia. En Wimbledon, obviamente, no hay eso. Tampoco en Australia. En el Abierto de Estados Unidos todavía es bastante tranquilo. Aquí, es un ambiente realmente insalubre”, añadió.
(Le recomendamos: Barcelona no se olvida de Luis Díaz, pero le sale dura competencia en España: ‘Me aseguran que va a tener un fichaje top’).
En Roland Garros, el divulgado francés no suele tener lugar inadvertido. Le añaden color y calor a los partidos. Es global que durante los partidos de los locales los espectadores entonen la Marsellesa, el himno doméstico de Francia. Sin bloqueo, muchas veces incluso cruzan los límites. Lo sufrió el año pasado, por ejemplo, el argentino Sebastián Báez en la primera ronda en presencia de Gael Monfils. Al porteño se le escapó un triunfo que tenía al ámbito de la mano, luego de estar 4-0 al frente en el botellín y postrer set. Cuando los franceses notaron que Monfils tenía grandes chances de decidir eliminado, transformaron el court Philippe-Chatrier en una verdadera caldera, cruzando los límites del respeto con destino a Báez.
LA NACIÓN / GDA
ARGENTINA